“Las ligas de debate no son habladurías, son la excusa para construir juntos teniendo en cuenta todos los puntos de vista posibles” – entrevista a Ariadna Romans, participante del Young Mediterranean Voices

28/02/2018
“Las ligas de debate no son habladurías, son la excusa para construir juntos teniendo en cuenta todos los puntos de vista posibles” – entrevista a Ariadna Romans, participante del Young Mediterranean Voices

El pasado Viernes 23 de Febrero, se presentó el Young Mediterranean Voices (Jóvenes Voces del Mediterráneo) en las instancias del Instituto Europeo del Mediterráneo. Esta iniciativa, promovida por la Unión Europea y la Fundación Anna Lindh, está inspirada en la exitosa experiencia del Young Arab Voices (Jóvenes Voces Árabes) y pretende fomentar la cultura del diálogo entre los jóvenes de ambas riberas del Mediterráneo mediante la práctica del debate. En su jornada de presentación, cuatro jóvenes debatientes de España, Argelia y Egipto argumentaron a favor y en contra del establecimiento de cuotas de refugiados en la Unión Europea.

La del Viernes no sólo fue una buena ocasión para abordar uno de los asuntos de mayor relevancia y pertinencia en la actualidad sino que también puso de manifiesto el potencial del formato en cuanto a la consecución de su objetivo primordial: crear un espacio de diálogo basado en el entendimiento mutuo entre los jóvenes.

Gran parte del éxito estuvo determinado por la brillante intervención de los cuatro participantes: Aissam Benaissa (Argelia), Ariadna Romans (España), Saja Hussein (Egipto) y Ferran Dalmau (España). Con el objetivo de reflexionar sobre la experiencia, decidimos entrevistar a Ariadna Romans, quien muy amablemente compartió su parecer y su perspectiva sobre esta iniciativa. Esta es la primera entrevista de las cuatro totales que iremos publicando a lo largo del mes de Marzo en la página web de la Red Española de la Fundación Anna Lindh.

Sobre Ariadna

Ariadna Romans i Torrent es una gerundense de 20 años, estudiante de Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra y de Filolosfía en la Universitat de Barcelona. Ha formado parte de varias ligas de debate donde fue miembro del equipo ganador. En la actualidad, Ariadna es vicepresidenta de la asociación juvenil deba-t.org, que promueve el debate para lograr una ciudadanía crítica y activa. Sus intereses incluyen los asuntos culturales, filosóficos y morales relacionados con la sostenibilidad y la igualdad de género.


Entrevista

¿Qué te animó a participar en el YMV?

Mi principal motivación para participar en el programa cuando Ferran Tarradellas nos lo propuso fue la oportunidad de debatir con personas de otras partes del Mediterráneo. Es muy importante poder debatir sobre problemas comunes con personas de diferentes realidades para enriquecer tu conocimiento sobre la cuestión y buscar soluciones juntos.

¿Desde cuándo has estado practicando tus técnicas de debate?

Siempre me ha gustado mucho hablar y nunca me ha importado que hubiera gente mirando, desde muy pequeña hago clases de teatro y expresión artística. En 2016 empecé a practicar mis técnicas de oratoria y retórica en las sesiones del European Youth Parliament, donde estuve participando en sesiones alrededor de Europa durante cinco años. En 2015, en mi primer año de universidad, participé en varias ligas de debate y tuve mucha suerte, ¡ganamos las tres! De estas experiencias he aprendido muchas cosas, he hecho muy buenas amistades y me ha ayudado a comprender aún más la importancia de la discusión para la construcción colectiva.

¿Cómo describirías tu experiencia en el programa YMV en pocas palabras?

Plenamente satisfactoria. Tener esta oportunidad fue algo impresionante que espero que no quede solo en una anécdota. Colaborar juntos es la única manera de construir juntos. Si solo escuchamos la voluntad de un lado del charco nos estamos perdiendo algo. Es importante hablar, discutir y buscar soluciones y oportunidades unidos.

En los últimos tiempos, los países euro mediterráneos se han tenido que enfrentar a serias dificultades, con repercusiones directas en la vida de los jóvenes de toda la región. Es el caso del empleo juvenil que es un problema generalizado en la mayoría de países. En este contexto, los jóvenes se sienten apartados de los polos de toma de decisiones. ¿Cómo crees que la práctica del debate puede ayudar a implicar a los jóvenes en asuntos de carácter social y contribuir a una mayor estabilidad en la región?

Cuando veníamos con el taxi con Aissam y Regina, estuvimos hablando sobre la importancia que las ligas de debate habían adquirido en muchas zonas del territorio argelino. Aissam nos contaba la ilusión que sintió cuando vio que en un pueblo pequeño del medio del desierto en el que fue a dar unas formaciones, habían instaurado el sistema de debate como medida para tomar decisiones que afectaban a la comunidad. Los jóvenes también aprendieron inglés para poder participar en las ligas generales de Argelia, ¡y ganaron!

El ejemplo habla por sí solo, pero es necesario volver a la mayéutica como modo de toma de decisiones en la comunidad. Para mí, las ligas de debate no son habladurías o formas bonitas de decir las cosas, son la excusa para construir juntos teniendo en cuenta todos los puntos de vista posibles. Hay que devolver a la palabra su función resolutiva y constructiva, y dejar de reducir el debate al ridículo infantilizado que hacen muchos tertulianos de hoy en día.

Y si estas pueden juntar a jóvenes con iniciativa, podemos crear muchas oportunidades juntos. Además, con jóvenes mucho más conscientes de los retos sociales globales se construirán convenios, empresas o proyectos con una gran consciencia feminista, ecologista y, por tanto, mucho más integradora.

En la era de las fake news, ¿cómo puede contribuir el programa YMV a la creación de un panorama mediático más justo y equilibrado en la región?

En la creación de un espíritu crítico. Como dijo Esmat, no se trata de decir a la gente cómo pensar, sino de darles las herramientas para que lo hagan por sí mismas. La construcción de un espíritu crítico en la población es crucial para poder plantar cara a problemas colectivos, y esto se consigue mediante actividades de discusión grupal como el debate. Además, el efecto cascada es vital para este tipo de iniciativas; el éxito del proyecto en un pueblo genera la voluntad de otro de adoptarlo, y así sucesivamente.

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