Jóvenes de Palestina, Israel y Andalucía trabajan por la convivencia pacífica en Jerusalén

19/12/2016
Jóvenes de Palestina, Israel y Andalucía trabajan por la convivencia pacífica en Jerusalén

Durante la primera semana del mes de noviembre tuvo lugar en la sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo en Sevilla el encuentro Empoderando a las generaciones jóvenes de Jerusalén Este y Oeste: construyendo puentes para una resolución política y justa del conflicto y promocionando el rol de la sociedad andaluza en la construcción de paz en Oriente Medio. Este encuentro, que forma parte de un proyecto de la Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP) financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), ha estado orientado a debatir en torno al conflicto palestino-israelí poniendo la mirada en el espacio urbano y, más concretamente, en la ciudad de Jerusalén que, como ciudad compartida y dividida, es ejemplo paradigmático y punto neurálgico donde se concentran las dificultades de convivencia entre ambas poblaciones.

Para la organización de este encuentro, ACPP ha colaborado con la organización Israelí Ir Amim y la palestina-israelí Palestinian Israeli Journal (PIJ), que trabajan con jóvenes activistas y líderes de las comunidades palestina e israelí de Jerusalén en la producción de ideas realistas y prácticas para una gestión más equitativa y sostenible de la ciudad, con el fin de promover y establecer las condiciones para encontrar vías de resolución de los conflictos en Jerusalén y en toda la región.

El encuentro reunió así a un grupo de jóvenes palestinos e israelíes, que trabajan en la ciudad de Jerusalén en distintos sectores sociales y profesionales, y un grupo de jóvenes andaluces que desarrollan su trabajo sobre el espacio físico y social de la ciudad, con el fin de producir un intercambio productivo de experiencias entre personas de distintas culturas pero que comparten interés por el ámbito de lo urbano y lo local.

Para establecer un sentimiento recíproco de confianza, durante el encuentro se desarrollaron intensas actividades conducentes a un acercamiento personal entre los grupos y sus integrantes. Esto permitió que los debates fluyeran sin reproches personales y en un clima de cordialidad inicial que, con el paso de los días, fue ganando en intensidad dialéctica y emotiva. Así, hubo momentos de incomprensión, de mirar una misma realidad desde ángulos muy diferentes, de chocar con una visión que no habían podido confrontar anteriormente, llevando a momentos de frustración e incluso de decepción. Pero una vez superadas estas barreras, se pudo construir colectivamente una visión de la ciudad como hogar de todos, con el deseo común de un futuro en el que haya espacios para la convivencia, el respeto por los diferentes pueblos que la habitan y de libertad de movimiento y desarrollo personal.

La participación andaluza añadió una visión ex-terna y alejada del conflicto diario que enfrenta Jerusalén, aportando al debate enfoques locales sobre la convivencia en la ciudad. Así, se dieron a conocer y se visitaron experiencias colectivas de convivencia positiva que involucran a colectivos sociales y vecinales en el centro de Sevilla, como son las de la Casa Grande del Pumarejo, el Huerto del Rey Moro o las corralas de artesanos de la Plaza del Pelícano.

La imagen de Jerusalén que la visión andaluza ofreció a los grupos palestino e israelí les permitió tomar conciencia de cómo se ve la realidad del conflicto desde otro punto de vista: “cuando nuestros anfitriones españoles intervenían en la discusión se reflejaba nuestra vida a través de sus ojos. Me impactó la imagen: una ciudad dividida y en conflicto, plagada de violencia y que no insta a ninguna de las partes a creer que la calma y la paz vendrán pronto”.

La ciudad de Sevilla ofreció a su vez un en-torno neutral y alejado de la presión y los conflictos sociales y culturales que viven de manera cotidiana, donde palestinos e israelís pudieron encontrar un espacio para el diálogo, la convivencia pacífica y la diversión junto a los participantes andaluces, descubriendo un modelo diferente de ciudad que ha contribuido a construir una imagen de la Jerusalén que quieren, una ciudad que “respete las creencias, la religión y el origen de toda su gente, que tenga un lugar para todo el mundo, una ciudad segura para nosotros y para nuestros hijos, una ciudad que pueda ser un encuentro entre Oriente y Occidente y un símbolo de Paz y Esperanza”.

Recomendamos