“El hablar por el hablar tan solo sirve para construir castillos en el aire y ocultar el polvo bajo las alfombras si no viene acompañado de acciones concretas” – entrevista a Ferran Dalmau, participante del Young Mediterranean Voices

15/05/2018
“El hablar por el hablar tan solo sirve para construir castillos en el aire y ocultar el polvo bajo las alfombras si no viene acompañado de acciones concretas” – entrevista a Ferran Dalmau, participante del Young Mediterranean Voices

Desde la Secretaría de la Red Española de la Fundación Anna Lindh, rescatamos la entrevista a Ferran Dalmau, uno de los participantes del Young Mediterranean Voices.

Ferran Dalmau Fradera, 21, es natural de Sant Boi de Llobregat. Empezó la carrera de Ingeniería Industrial pero al acabar su primer año, optó por cambiar de carrera para poder hacer una mayor contribución a la sociedad. De este modo, Ferran empezó su Grado en Filosofía, Política y Económicas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Sus dos grandes pasiones a nivel profesional son la Unión Europea y el mundo de la educación como medio para lograr el cambio social. Esto le ha llevado a trabajar cada día para poner su conocimiento y habilidades al servicio de la sociedad. Al mismo tiempo, Ferran participa en asociaciones juveniles como “deba-t.org” o “Pompeunomics”, que fomentan el debate crítico y la generación de capital social en la comunidad universitaria. Además, tiene experiencia en el sector bancario donde ha trabajado para compañías como el grupo CaixaBank. Aunque tiene unas fuertes convicciones políticas e ideológicas, no milita ni participa en ningún partido político.


¿Qué te animó a participar en el YMV?

En muchas ocasiones oye uno ensalzar este u otro valor ciudadano y enumerar los beneficios de tal y tal virtud cívica, pero no son tantas las ocasiones en las que puede ejercitarlas o ponerlas en práctica. Sin embargo, la oportunidad de charlar y debatir con Saja y Aissam se presentaba precisamente como esto. A un nivel muy básico, pero muy simbólico, se nos estaba ofreciendo la posibilidad de materializar ese ideal abstracto que es el diálogo intercomunitario y hacerlo con personas venidas del otro lado del Mediterráneo. Así pues, hubo poco margen para las dudas.

¿Desde cuándo has estado practicando tus técnicas de debate?

A decir verdad, mi formación en las técnicas y el mundo del debate ha sido más bien poca, esporádica y salteada en el tiempo. Aun así, sí que he tenido alguna que otra experiencia formativa de la que guardo buen recuerdo y mejores aprendizajes. Me refiero en concreto a la participación en las sesiones regionales del European Youth Parliament, por allá el año 2012 o, ya en la universidad, en una asignatura de Retórica y Oratoria.

¿Cómo describirías tu experiencia en el programa YMV en pocas palabras?

Esperanzadora y sorprendente.
Lo más interesante de esta experiencia ha sido constatar hasta qué punto jóvenes que viven a kilómetros de distancia y en sociedades, de entrada, tan distintas, son capaces de sentarse, charlar y reflexionar sobre temas que nos incumben a todos. Descubrir la existencia de lo común y lo compartido, así como la posibilidad, a través del diálogo, de derribar los prejuicios y los muros interpuestos culturalmente, fue algo verdaderamente poderoso y esperanzador.

En los últimos tiempos, los países euro-mediterráneos se han tenido que enfrentar a serias dificultades, con repercusiones directas en la vida de los jóvenes de toda la región. Es el caso del empleo juvenil, que es un problema generalizado en la mayoría de países. En este contexto, los jóvenes se sienten apartados de los polos de toma de decisiones. ¿Cómo crees que la práctica del debate puede ayudar a implicar a los jóvenes en asuntos de carácter social y contribuir a una mayor estabilidad en la región?

Al igual que se ejercita el gimnasta para ser más fuerte y flexible, el ciudadano debe ejercitarse en la práctica de los valores cívicos y el compromiso para con la sociedad con tal de empoderar su pulsión de citoyen. En este sentido, el ejercicio del debate sensato, sosegado y con fines constructivos es un medio increíblemente provechoso y eficaz para incentivar la reflexión política y la implicación social. Sin duda alguna, animar a los jóvenes a pensar, posicionarse y razonar en torno a temáticas y problemas presentes en su día a día, los convertirá en ciudadanos más implicados y más críticos.

De todos modos, sería un grave error pensar que la responsabilidad es toda de los jóvenes y de aquellos que deben guiarles en sus prácticas reflexivas y discursivas. De nada sirve todo el esfuerzo empleado en desarrollar estas prácticas y habilidades si luego no se ofrecen los canales adecuados para materializar todas estas reflexiones y demandas. Debe haber alguien con poder y capacidad para tomar decisiones que esté dispuesto a escuchar a los jóvenes y a actuar teniendo en cuenta sus reflexiones. Al fin y al cabo es un principio básico de una democracia funcional el de gobernar por y para los ciudadanos. En cuanto a la estabilidad de la región, una buena cultura del diálogo, si bien no solucionará nada por sí sola, sí es una buena consejera y compañera de viaje para todo dirigente.

Recomendamos