Entrevista con Wadii Abdelwahdi, nuevo coordinador de la Red marroquí de la Fundación Anna Lindh

02/02/2018
Entrevista con Wadii Abdelwahdi, nuevo coordinador de la Red marroquí de la Fundación Anna Lindh

Tras seis años en el cargo, Mohamed Fahmi deja la coordinación de la Red Marroquí de la FAL dando paso a Wadii Abdelwahdi, Presidente de la Asociación Agir Ensemble.

A lo largo de los años, España y Marruecos han forjado una estrecha relación de cooperación. Desde la Secretaría de la ReFAL hemos considerado la importancia e interés que tiene el nombramiento del señor Abdelwahdi para los miembros de nuestra red y hemos aprovechado para saber cuál es su punto de vista sobre los asuntos de mayor relevancia para la región así como su perspectiva sobre la cooperación hispano-marroquí en los próximos años.

¿Qué significa para usted convertirse en el coordinador de las entidades marroquíes de la Fundación Anna Lindh?

Llevaba varios años en las instancias de gobierno de la red, y ahora, como coordinador, ha llegado el momento de tomar el timón. Para mí esto supone una mayor responsabilidad, un estímulo y sobre todo, un gran desafío.


En la página web de su asociación « Agir Ensemble » (Actuar Juntos), mencionan ustedes una "transformación integral de uno mismo que va más allá de las acciones de sensibilización y que, sin embargo, pretende articular una visión humana del mundo mediante formas de actuar concretas" ¿Cómo consiguen ustedes materializar esta visión del mundo a través de los proyectos que dinamizan o lideran?


Desde nuestra perspectiva, la creencia en un crecimiento infinito, la ignorancia de los límites del planeta y de la humanidad persisten. Por este motivo el ser humano debe permanecer en el eje del desarrollo.

Ser un actor del día a día ya es, por consiguiente, una manera de convertirse en ciudadano responsable del lugar en que uno vive y de influir en las políticas comunitarias. Todo esto solo es posible a través del respeto hacia el prójimo, es la cultura de la convivencia la que ayuda a uno a compartir sus conocimientos prácticos para cuidar y dinamizar el sitio en el que vive.

De forma más concreta, podemos afirmar que implicarse en la labor asociativa le ayuda a uno a compartir sus conocimientos prácticos, pasando por una implicación a nivel personal y social.

Mientras que para muchos ésta es una noción imprecisa y poco concreta, en nuestros proyectos adquiere un sentido muy particular: más que un simple concepto, para nosotros es sinónimo de una convicción, de una voluntad. En nuestra opinión, la mejor forma de materializar esta visión consiste en concretar sus principios mediante acciones concretas, incluso a pequeña escala. Todo esto solo cobra plena importancia a través de los actos.

¿Qué líneas estratégicas y acciones pone en marcha su asociación para implicar a los jóvenes marroquíes en los retos cívicos de su país?

Concienciar a los jóvenes a través de la formación, el desarrollo personal y el acompañamiento. Porque convertirse en actor cívico supone también planificar y ampliar su espacio vital, trabajar por el desarrollo de su país y convertirse en ciudadano activo.

Transformar el lugar donde uno vive a través del intercambio de saberes y conocimientos prácticos con el objetivo de participar en iniciativas sociales, integrarse en la vida pública y promover su cultura.

Es bien sabido que las asociaciones marroquíes, particularmente aquellas que se dedican al desarrollo local y temas de género, son muy activas y contribuyen al cambio a nivel social y legislativo. En este contexto, ¿qué papel concreto están llamadas a jugar entidades como la suya en el desarrollo social y político del Marruecos actual?


Hoy en día más que nunca, la sociedad civil está llamada a dirigir el proceso de cambio social y político en Marruecos ya que el ciudadano no cree en sus representantes y, por consiguiente, está llevando a cabo una revolución silenciosa a través de los nuevos medios de comunicación y las técnicas de información, pero dicha revolución continua siendo aleatoria al carecer tanto de visión como de propuestas de alternativas.

Según las nuevas funciones constitucionales de la sociedad civil en el plano político, las entidades como la nuestra deben recoger el parecer de la ciudadanía, adoptar sus peticiones y canalizarlas.

A lo largo de las últimas décadas, España y Marruecos han construido una relación de cooperación muy fuerte a todos los niveles. En su opinión, ¿cuáles son las perspectivas de evolución de los lazos de cooperación entre los dos países en los próximos años? ¿Cuál es su compromiso personal en esta causa?

La apuesta cultural y el futuro de las relaciones entre Marruecos y España dependen de nuestra toma de conciencia de la importancia de la cultura como instrumento de influencia, de forma complementaria a la acción política y diplomática. Ambos dependen también del cambio de percepción sobre nosotros mismos así como del conocimiento de nuestro vecino. Dependen de la conciencia del papel que pueden desempeñar nuestros países en el espacio mediterráneo.

En este sentido, mi compromiso personal es trabajar al máximo en el establecimiento de redes entre las ONGs de los dos países para definir los valores de la cultura local y la inversión en el patrimonio cultural común.

En los últimos tiempos, el Mediterráneo ha sido escenario de cambios políticos así como serias problemáticas de repercusión regional y mundial (crisis de los refugiados, conflictos, migraciones). En este contexto, ¿cómo pueden abordar estos desafíos las asociaciones de la sociedad civil con un enfoque participativo y transversal? ¿Cómo pueden contribuir a la formulación de soluciones y la elaboración de líneas de acción?

Las asociaciones de la sociedad civil solo pueden abordar estos desafíos de dos formas: ayudando y acompañando a los migrantes y refugiados para integrarse en los países de acogida a través de programas sociales y educativos y haciendo campaña con el objetivo de presionar a los dirigentes políticos para que acepten estos resultados.
Pero en general, ante estos cambios históricos en el espacio Euro-Med, las asociaciones deben centrarse en la diplomacia cultural, la diplomacia proactiva por la promoción de valores de paz social, la democracia y las libertades públicas.


En su opinión, ¿qué papel concreto desempeñan las entidades como la suya en el futuro de la cooperación euro-mediterránea a corto y largo plazo?


Mientras que el sector asociativo del sur está ampliamente desconectado de la cooperación mediterránea a causa de la debilidad de la política de financiación, las ONG del norte intentan estruturarse como fuerza de lobbying al margen del proceso de Barcelona.

Pero gracias a los nuevos medios de comunicación y al establecimiento de redes, las asociaciones han empezado a desempeñar un papel primordial en esta cooperación sobre todo en grandes comunidades como la FAL.

Estamos convencidos de que, a largo plazo, este tipo de redes poseerá la fuerza de orientar las políticas de la región.

Nuestras entidades como actores multiplicadores van a influir a otras entidades a través de estas herramientas que deben reorientarse hacia lo global, ya que es bien sabido que si tenemos un patrimonio euro-mediterráneo común en esta región tendremos un destino común.

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