“El futuro es de los jóvenes”: reflexiones esperanzadoras en el primer encuentro del Youvo Lab – proyecto del Programa IEMed de Movilidad

26/03/2018
“El futuro es de los jóvenes”: reflexiones esperanzadoras en el primer encuentro del Youvo Lab – proyecto del Programa IEMed de Movilidad

El pasado día 22 de Marzo, el Secretariado de la Red Española de la Fundación Anna Lindh participó en el primer encuentro del proyecto “Youvo Lab”, que tuvo lugar en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna.

Este proyecto se enmarca dentro del Programa de Movilidad de la ReFAL impulsado y financiado por el Institut Europeu de la Mediterrània con el objetivo de fomentar el contacto entre los distintos miembros de la red. De este modo, contamos con la presencia de Josefina Aranda, de la entidad valenciana Jovesolides, Eugenia Pérez, de AJ INTER y Anas Bentaouet, de la Asociación Azarquiel.

Este primer encuentro del proyecto Youvo Lab fue una experiencia piloto que pretendió servir como plataforma de diálogo abierto entre jóvenes de distintos orígenes, creencias e ideologías con la finalidad de fomentar una reflexión conjunta sobre cuestiones trascendentales para la humanidad. Desde el Observatorio Blanquerna, organizador de la iniciativa, existe una firme voluntad de expandir el formato a tenor del gran éxito de este primer encuentro.

De este modo se dieron cita en el plató de la Facultad de Comunicación Blanquerna jóvenes de distintos orígenes y confesiones – judaísmo, catolicismo, bahaísmo, protestantismo y budismo - que compartieron sus reflexiones y opiniones acerca de tres temas principales: la identidad, la felicidad y el futuro. El evento fue conducido por la periodista Glòria Barrete y contó con la coordinación de Alba Sabaté y Miriam Diez Bosch del Observatorio. Estuvieron presentes también Carina Soriano y Diego Quintanilla en representación de la Red Española de la Fundación Anna Lindh.

En el primer bloque de entrevistas, se hizo especial hincapié en el análisis y definición del concepto de identidad. Más concretamente, se concedió especial atención al debate sobre si ésta es “adquirida” o, por el contrario, es una pieza fundamental de nuestras vidas que se forja a base de experiencias. Eugenia, de AJ INTER, señalaba cómo sus experiencias en distintos contextos culturales habían expandido su noción de la identidad al ir incorporando toda una serie de experiencias a su bagaje vivencial personal.

En este sentido, el binomio entre las identidades nacionales o regionales y las distintas visiones interculturales de los participantes fue una constante a lo largo del encuentro. Todos los entrevistados le confirieron una gran importancia al papel de los orígenes en la articulación de su propia identidad pero, al mismo tiempo, no dejaron de subrayar la importancia de su vocación cosmopolita e intercultural. Éste fue el caso de Lionel, de confesión judía, que se declaraba “ciudadano del mundo” a la par que argentino, sin que un aspecto contrarrestara al otro.

De la misma manera, otra de las grandes cuestiones que determinaron el curso del encuentro fue el análisis de la relación entre la fe y la identidad. Los participantes creyentes señalaron la marcada importancia de la fe en su sentido de la identidad. Para Lidia, que se confiesa protestante, creer en Dios tiene un papel fundamental en su identidad ya que comporta la observación de una serie de valores, sin embargo, la joven reiteró que ella “creía en Dios y no el protestantismo en sí”. Esta interesante reflexión reflejó el rechazo a los dogmatismos, que fue una nota característica de todo el encuentro.Del mismo modo, Nhami, de fe budista, coincidía en la importancia del budismo en tanto que compendio de una serie de principios de filosofía de vida.

Finalmente, otra de las cuestiones del debate fue la apariencia, que generó interesantes líneas de reflexión. Por una parte, muchos participantes afirmaron que la imagen personal era una carta de presentación, una forma de expresión no verbal que demuestra quien uno es. Por otro lado, hubo quien negó con rotundidad que este factor fuera determinante en la configuración de la identidad de una persona.

En el segundo bloque, se cuestionó el concepto de felicidad. En el transcurso de las entrevistas, los asistentes coincidieron en criticar la efímera y fútil definición de la felicidad que se estila en los medios de comunicación. Apelaron a los sentidos, a su carácter “narcótico” para cuestionar su solidez y subrayar su carácter inminentemente hedonista en detrimento de una reflexión real y acertada que consideraría la felicidad como un “destino” y no un mero estado de ánimo ceñido al plano sensorial. Tras esta consideración inicial, los participantes tuvieron que hacer frente a la ardua tarea de definir un concepto que, si bien había sido caracterizado por su condición trascendental, también era percibido como un aspecto altamente personal y de marcado carácter subjetivo. Fue así como se expresaba el más joven de todos los participantes, Darío, de confesión bahá’í, al afirmar que el lenguaje era “limitado” a la hora de dar cuenta de la complejidad del término. Sin embargo, hubo quien enfocó la definición de la felicidad como el camino hacia la realización personal – como fue el caso de Nacho, estudiante de Filología Hispánica, que aspira a doctorarse en los próximos años – o Marc, que vislumbrada este recorrido metafórico como una serie de “escalones” u “objetivos”.

Otro de los puntos a debate fue la relación entre la fe y la felicidad. Para Graciela, la fe no está necesariamente ligada con la felicidad pero sí que proporciona una razón de vivir a todos aquellos que la poseen. En general, hubo consenso al afirmar que ambos conceptos no estaban intrínsecamente ligados.

Además de todo lo mencionado anteriormente, se prestó especial atención a la existencia de “referentes” o “líderes”, personas que inspiran a otros en su camino hacia la felicidad. En este sentido, los participantes no dudaron en señalar que, para ellos, lo importante de estas personas no era su identidad propiamente dicha, sino sus acciones. En la línea de lo expuesto, Josefina Aranda, de Jovesolides, evocó el papel inspirador y trascendental de sus padres y de su abuela en su recorrido vital al considerarlos verdaderos referentes que le habían ayudado a entender la felicidad como un valor compartido con los demás.

El tercer bloque temático se centró en el análisis del concepto de “futuro”, una definición altamente y compleja, tal y como afirmaron los entrevistados, pero que entrañaba una reflexión profunda sobre el presente, dadas las repercusiones claras que tiene sobre el mismo. Para Guido, el futuro es precisamente “una conquista diaria fruto de la voluntad de vivir, es la voluntad de seguir descubriendo día a día”. Por otro lado, Anas Bentaouet, de Asociación Azarquiel, señalaba la obsesión que existe hoy en día por los tiempos venideros e instaba a la tranquilidad y el sosiego como respuestas ante esta fijación y como manera de vivir el presente de una manera plena en un contexto en que se exacerba lo individual frente a lo social y colectivo y en que la pérdida del contacto humano es más que notable.

Precisamente uno de los puntos más candentes del debate fue la valoración del futuro colectivo. Hubo quien se manifestó optimista ante la capacidad de los jóvenes de abordar su futuro. “El futuro es nuestro, es de los jóvenes” fue una de las frases que se oyeron durante la sesión. Sin embargo, para otros, el presente vaticina un futuro muy complicado y lleno de desafíos para la juventud.

La sesión se clausuró con numerosas aportaciones del resto de jóvenes que fueron pasando por el plató y que expresaron sus opiniones acerca de los temas anteriormente mencionados. Sin embargo, la nota dominante de este encuentro fue el buen sabor de boca que dejó entre los asistentes. Una ocasión que pronto se repetirá, sin lugar a dudas.

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